jueves, 3 de junio de 2010

"El primer idiota"



De repente me entra un dolorcito en mi estómago, un dolor que es más bien una pregunta recurrente: ¿Y si sólo sé relacionarme así?

No me quejo, para nada, pero a veces fantaseo con la idea de empezar alguna relación tranquila, de hacer las cosas "a la antigüita", de salir por un café con alguien, seguir un cortejo y no mandar yo en todo momento para finiquitar un acuerdo que se basa sólo en miradas y comentarios subidos de tono.


Realmente nunca he tenido una relación que inicie así... siempre han sido iguales, desde mi primera vez.

Mi primera vez fue una romántica tarde de abril dentro de un puesto de tacos, si, un puesto de tacos. Y no, no fue para nada romántica.

Tenía yo 13 años y cursaba en una secundaria privada, por eso de que los padres siempre buscan escuelas con un bun nombre pero no importa que tan cara sea la colegiatura siempre hay gente que es mierda. La mierda no pasa por la cartera.

Había un tipo que me decía cosas lindas de vez en cuando, a mí me encantaba, realmente lo quería, era algo así a lo que se le dice "el primer amor", bueno un amor de 13 años. Una no es exigente a esa edad, con el tiempo fuí haciendo mi lista de requisitos en los hombres.


Un día saliendo de clases, y después de meses de ignorarme y reírse con sus amigos porque una niña le coqueteaba, me dijo que quería hablar conmigo. El corazón me latía fuertemente, estaba muy nerviosa, no podía esperar, de seguro me diría que me quería y que sólo quería aparentar con los chimpances con los que se rodeaba.

Me tomó de la mano y me condujo entre los árboles a la salida de la escuela. En las mañanas temprano se ponía un señor a vender tacos con cólera a los niños, creo que eran de carne de perro o algo así; la puerta tenía una cadena (yo no entendía por qué carajos teníamos que hablar dentro del pequeño camión de tacos), pero él seguía diciendome que era muy importante lo que me tenía que decir y no quería que nadie nos interrumpiera, todos salían de clases y era muy probable que alguien nos abordara.

Entramos por la rendija entre puerta y pared divididas por esa oxidada cadena, ya dentro se acercó a mí, me dijo que yo también le gustaba y que me había estado observando que yo mostraba interés en él, que era bonita, la niña más bonita de la secundaria, que sería un idiota si no se acercaba a mí. Y se acercó, y más y todavía más, mis pechos en crecimiento se agolparon contra su pecho, hacía calor, ¿por qué tenía una sensación extraña entre mis piernas?

Sus labios tocaron lentamente los míos, me tomó por la cintura fuertemente, como si no quisiera que me fuera jamás, mi espalda contra la pared de aluminio, su pierna separa las mías lentamente, me besa el cuello, yo tiemblo y me entran muchas ganas de reír de repente, ¡todo era como lo había soñado desde hacía años!, ¡todo era mágico!, ¡los cuentos de hadas existen!


Me empieza a levantar la blusa lentamente, abre mi chaleco, de un par de movimientos ágiles me desnuda de la cintura hacia arriba, algo pasaba con mis pechos, sólo cuando tenía frío se ponían así. Poco a poco me coloca en el piso de aquel asqueroso camión, que en ese momento veía como un excelente lugar para entregarme, no me importaba que estuviera sucio, que hubiera restos de carne y grasa en mi espada desnuda, que oliera mal, nada. Todo era perfecto. Hasta ese momento y a esa edad, eso me parecía.


La tranquilidad se le terminó, parece que no controla aquello que sobresale de sus pantalones, de repente se pone como loco y sus manos se atropellan mientras me besa con furia, yo trato de seguir el ritmo pero no lo entiendo, parece que sabe a lo que va, yo no. Soy nueva, soy como un pequeño cordero, no sé hacia donde correr.

Subiendo mi falda de golpe, desabrochando su bragueta con una sola mano, sacando aquello que sólo había visto en libros de texto y que mi madre se horrorizaba de que en la escuela nos enseñaran ese tipo de cosas nocivas para la salud, no pude ver aquello mucho, él tenía prisa, todo deprisa de repente.

Baja mi ropa interior con ambas manos, separa mis piernas sin importarle si me lastimaba o no, sigo el paso, estoy nerviosa, siento calor en mis muslos, ¿esto es hacer el amor?

No sé si cambiarme de posición, no estoy muy cómoda, él lo hace muy rápido, me empieza a dar asco la grasa pegada a mi cabello.


Uno, dos, tres, uno, dos, tres, golpe, golpe, le digo que espere, no me gusta ese ritmo, pero trato de corresponder, de ser tierna, había visto en las películas que las mujeres eran tiernas, creo que eso le gusta a los chicos. Trato de besarlo, pero se aleja, sólo le interesa su ritmo, nada más.

Lo abrazo, se separa, me gusta lo que hace pero me duele un poco, trato de seguirle el paso, y lo logro apenas, le gusta ser rápido, tal vez esté desesperado por tenerme más cerca.

Me ordena que grite, dice que le gusta escuchar, y yo grito, realmente me duele, pero me gusta, es extraño ¿así es siempre?

Creo que algo me pasa, mi vientre se contrae, el calor aumenta, mis genitales se sienten extraños ¿esto es un orgasmo?, había leído que era una sensación muy fuerte... ¿faltará mucho?

Estoy a punto, sigo gritando, por miedo, por dolor, porque lo quiero, creo que lo amo. Grito y sigo gritando, él se ríe, creo que le gusta, creo que le gusto.


Me toma fuertemente de la cintura, se aleja de mí, creo que ya no quiere lastimarme, se mueve más y más rápido, me dice cosas feas, pero creo que es porque ha visto mucha pornografía, no me molesta, pero no esperaba esto. Me ordena que me mueva más, que soy lenta, pero es que quiero llevar mi ritmo, como quiera accedo, aquella linda sensación en mis genitales y en mi vientre disminuye. Él se acelera aún más, más, más, más, y de pronto sale. Termina regando aquello en el puesto de tacos. Sube sus pantalones, se levanta y sólo dice: -que puta eres...


Me deja ahí, recostada sobre grasa, con mi ropa interior manchada de algo que no estoy muy segura de lo que es. Trato de tomarlo por el brazo pero es más rápido que yo. Sus amigos observaron todo el tiempo por la rendija de la puerta. No me molesta, pensé que me quería. Estoy triste. ¿Eso se dice después de hacer el amor?


Me vestí y fui a casa, duré 2 horas bañándome, no me sentí abusada, me sentía una estúpida. Y aún más porque lo volvería a hacer con él, ¡así si me miraba! Al día siguiente no podía ni verlo, ni a él ni a sus amigos que se reían a mis espaldas. Ahora los puestos de tacos me traen malos recuerdos. Ya no volvió a acercarse a mí, no sé porque pensó que así quería comenzar algo, realmente creía en lo cuentos de hadas...


Y, bueno, mi secreto es que aún creo en las hadas, más no en los cuentos. Pero no, no digo esto como un trauma, que desde ahí haya decidido "vengarme" de los hombres, no, me gusta mi "oficio", lo disfruto, pero ahora mando yo.


No, esta fue mi primer experiencia nada más, la primera vez que me han roto el corazón pero era entonces muy joven, he ido aprendiendo, siempre he sido inteligente, pero si fue bastante significativo que él me indicara un camino, era una opción. Divertida opción.