
En clase aprendíamos hace como un par de semanas lo que ser "fanático" significaba... La maestra decía que el fanático/apasionado está presisamente tomado por aquella "pasión" de aquello que le interesa/atrapa.
Yo, Valeria, me declaro apasionada de lo siguiente:
-El Teatro (que aún me molesta que sea utilizada esta palabra para referirse a algo sin importancia o minimizando una acción "hacer teatro") pero bueno, ese es otro tema.
- La psicología
- La escucha, la visión, el tacto, el gusto, la palabra...
- El baile
- Escribir
- Caminar
Y tomando lo que mencionaba en la entrada anterior la parte en la que decía de lo desilucionada que estaba de "aquella Valeria de antes" pues también es porque hay cosas de ella que no entiendo, que las veo desde esta perspectiva unos cuantos años después y la observo detenidamente... Me desiluciona en muchas cosas, pero también la admiro en otras. Ella era más apasionada, sabía estar quieta y disfutar de eso. Se conocía más y era más segura de sí misma.
Ahora, la Valeria de hoy, entre más se conoce más se desconoce, por lo tanto más insegura se siente. ¿Cómo creer en alguién que apenas se conoce? (De pequeños nos decían "no confíes en los extraños") Confianza. Palabra clave. Palabra importante. Aquella Valeria tenía la creencia de que con el tiempo iba a lograr hacer muchas cosas, pero ahora menos cosas hace. Muchas de aquellas pasiones se fueron volviendo estorbo, limitantes, o si no fueron dejadas de lado, dándole oportunidad a las otras de sostener a "esto" en lo que ahora se convierte.
Es como tener de frente a una vieja amiga. Recuerdas aquellos momentos chingones juntas, las mal pasadas que te hizo pero sin embargo están aquí de nuevo, juntas. Viendo cómo pasaron los años y poniéndose al corriente en los chismes. ¿La gente cambia?
¿Cambio -- Evolución? ¿Qué se queda?
Últimamente le pido consejos a aquella adolescente/mutante que sabía que hacer. Que era más fuerte. Da nostalgia, se siente un no se qué que pesa. "Y sin embargo se mueve"... mal que bien.
Definitivamente El Principito me llama... ¡Hay tantas preguntas! (¡hahaha!)
Con esto del cambio, soy de las que cree que se hace algo con los pedazos que aún quedan como bien me dijeron alguna vez, se contruye algo con eso. Como si uno cargara en un morral un buen de experiencias, de palabras que no se dijeron, de escritos que siguen pendientes, de lágrimas, malos ratos, chingones momentos, rencores, sonrisas, etc. Y derepente uno se detenga, abra el morral y viera todo detenidamente, tire lo que ya no vale la pena seguir cargando y recoga lo que todavía sirve para fortalecer las piernas con el peso. ("Nadie sabe lo que pesa el morral, nomás el que lo carga.")
Y esa es la pregunta del millón...
¿CÓMO LE HAGO?
Es fácil decirlo, pero cuando uno tiene el costal enfrente y abierto ta cabrón... Volver al baúl de los recuerdos...
"Para poder descargar un cargamento de halva lo más importante es tener recipientes donde guardar el halva" (Proverbio árabe)
Otra pregunta del millón...
¿Dónde depositarlo?
Puede ser en la escucha de alguien que se preste/nos permita, puede ser en una hoja en blanco, una pintura, una canción, lo que sea que pueda crear nuestras manos o el movimiento de nuestro cuerpo. ¿Por qué guardarlo? Pesa y pesa mucho, llega un momento en el que se dice "ya no." La creatividad aparece (de una linda manera o la que brota cuando se tiene el cu... en la mano...)
En fin, esto funciona como uno de los depósitos del halva...